martes, 9 de noviembre de 2010

Celulitis y su tratamiento.

Cuando alguien habla de forma coloquial sobre celulitis, siempre se refiere a esas inestéticas "bolitas" de grasa que asoman por debajo de la piel y que suelen aparecer en muslos, caderas y glúteos, aunque también pueden presentarse en abdomen y brazos. En realidad, la mayoría de mujeres a partir de la pubertad pueden encontrar en mayor o menor medida éstas protuberancias en alguna parte de su anatomía, incluso si son mujeres muy delgadas.
La celulitis en realidad no es más que una inflamación del adipocito que se encuentra en el tejido subcutáneo por una mala metabolización de las grasas. Hay muchos factores desencadenantes del problema, cómo los cambios hormonales, la mala circulación tanto arterial como venosa, dificultad para eliminar toxinas mediante el sistema linfático...pero la mayoría de ellos se pueden paliar en gran medida evitando el modo de vida de las sociedades avanzadas.
El primer caballo de batalla suele ser la alimentación, puesto que gran parte de mujeres con celulitis presentan también sobrepeso u obesidad, así que el primer paso a dar es el de estudiar detenidamente nuestra alimentación para hacerla lo más equilibrada posible, aumentando la cantidad de fruta y verdura fresca, así como controlar la cantidad de líquido que ingerimos (necesitamos dos litros al día).
El segundo paso es el de abandonar la vida sedentaria, que además de aumentar el riesgo de sobrepeso, facilita la acumulación de líquidos y toxinas y aumenta el riesgo de padecer varices. La mala circulación sanguínea está detrás de algunos de los problemas de celulitis, así que no debemos bajar la guardia.
Una vez que hemos conseguido alimentarnos correctamente y llevar una rutina de ejercicio aceptable, debemos ser conscientes del sobreesfuerzo que puede acarrear a nuestro cuerpo productos como el café o el tabaco por su alta toxicidad, por lo que deberemos de eliminarlos o al menos reducirlos a la mínima expresión, lo que no sólo favorecerá la eliminación de toxinas y el aumento de oxígeno en el torrente sanguíneo, sino que además nos ayudará a controlar mejor el estres que casi todos padecemos en las sociedades desarrolladas.
Si has puesto en práctica todos éstos consejos, enhorabuena: llevas una vida sana y equilibrada, pero si aún sigues observando una piel no tan lisa como te gustaría, puedes ayudarte con tratamientos específicos para tu tipo de celulitis. Según las morfologías galénicas, podemos diferenciar tres tipos de celulitis:
Linfática: La pierna tiene el aspecto de un colchón de agua. Es una pierta rectilínea con encharcamiento en los tejidos, de aspecto blando, con poca firmeza y tacto frío. El problema es el mal funcionamiento del sistema linfático que no elimina los productos de desecho de forma eficaz.
Sanguínea: Es una pierna firme y compacta, con celulitis distribuida de forma uniforme. Suele presentar una deficiencia venosa, tendencia a enrrojecer con facilidad y es caliente al tacto.
Biliosa-Nerviosa: La pierna tiene una forma armónica  bién definida y presenta una celulitis compacta, dura, a veces incluso dolorosa, localizada en la zona de las caderas (cartucheras).
Estos tres tipos de alteraciones pueden presentarse por separado o asociadas entre sí, pero en cualquier caso, los consejos de vida sana y activa valen para todos ellos. Cada tipo de celulitis responde mejor a una sinergía de aceites esenciales que directamente traten el problema que la produce, así, la celulitis de morfología linfática se trata con productos que activen el sistema linfático, la celulitis de morfología sanguínea responde a productos que activen el retorno venoso y la celulitis de morfología biliosa-nerviosa agradece todo lo que favorezca la circulación arterial. Tened presente que éstos consejos sólo son válidos para aquellas personas que sufren la celulitis como problema estético; en los casos graves en los que aparece dolor, gran enrrojecimiento o supuración, el tratamiento debe pasar por la consulta del médico.
En próximas entradas iré dando recetas para cada tipo de celulitis y si detectais más de un tipo en vuestro sufrido cuerpecito no os preocupeis, las sinergías se pueden combinar entre sí.