Si visitas el blog esperando la
"fórmula mágica" para ser una
novia a la última quizá te decepcione esta entrada.
Como llevo unas semanas de descanso forzoso por culpa de una lesión y un poco por no sentirme ociosa, en estos días aprovecho el tiempo para ponerme al día sobre
tendencias de maquillaje, peinados y cuidado de uñas. Esto es algo que suelo hacer al inicio de cada temporada, me ayuda a mantener la mente abierta y puedo asesorar a mis clientas con conocimiento de causa, pero, como siempre, me encuentro reacia hacia las nuevas colecciones cuando tratan sobre el maquillaje de novia, aún encontrando atractivas las tendencias. Y es que hablamos de una clienta muy especial en un momento de su vida muy delicado, a la que le gustará mirar las fotos de boda años después y reconocerse como una versión mejorada de sí misma y no como el reflejo de una desconocida.
No me interpretéis mal, me parece maravilloso poder consultar las nuevas propuestas de grandes maquilladores, siempre son una gran fuente de inspiración para mi y creo que nos hacen crecer al resto de profesionales, sobre todo cuando presentan propuestas arriesgadas e imaginativas, combinaciones de colores que parecían imposibles pero resultan ideales, nuevos productos con efectos que realzan y mejoran nuestro trabajo, etc. y aunque se que las tendencias de temporada están dirijidas por grandes firmas con la intención de aumentar sus ventas, también hacen que no nos estanquemos en nuestra profesión, provocan un estado de alerta máxima para estar a la última y hacen que nuestras cabecitas no caigan en la rutina laboral. Después de dejar clara mi gratitud hacia quienes nos proponen nuevas visiones de moda, debo añadir que al hablar de novias todo lo que he dicho anteriormente se disipa cual ligera bruma.
Para que entendais lo que quiero decir os contaré la historia de una novia a la que maquillé hace más de veinte años. En aquella época el maquillaje debía ser rosa sí o sí. Además, la máxima de cualquier novia era "maquillaje suave", entendido por colores muy pastel y poca cantidad. Esta situación limitaba bastante el trabajo creativo, pero los designios de la moda son inescrutables y todas no plegábamos a ellos jugando con las diversas gamas de color que van desde los rosa salmón a los rosa fucsia (por supuesto, los labios rojos estaban super-hiper-mega prohibidos). Esta fórmula era válida para las chicas que no acostumbraban a utilizar colores estridentes, pero claro, cuando la mujer que te contrata posee unos rasgos marcados y muy definidos a lo Sofia Loren y le gusta ir pintada cual puerta en su día a día, imaginad la cara que se le queda cuando después de la prueba de maquillaje encuentra un rostro angelical mirándola asombrada al otro lado de espejo. Fue todo un impacto. A las amigas les gustaba, a su familia le gustaba, a las clientas de la peluquería que se encontraban en ese momento les gustaba, incluso a ella le gustaba...pero la del espejo no era ella. Y en ese momento, tomó una decisión valiente y me pidió que la rescatara. Subí la intensidad de la sombra de ojos, aumenté el tamaño del perfilado y utilicé una barra de labios color coral intenso que no había podido estrenar porque a todo el mundo le parecía demasiado exagerada. Y en ese preciso instante apareció ella reflejada, sonriendo, feliz de reconocerse y a todas nos pareció lo más bonito que habíamos visto nunca, a pesar de haber roto todos los estándares de belleza nupcial de la época.
Fue mi primera novia "atípica", pero me enseñó que las tendencias están ahí sólo como guia para toda mujer, salvo que sea la novia, en ese momento rompemos la baraja y jugamos con todas las cartas marcadas, que para eso ella es la protagonista.
Así que, para las que se casan en los próximos meses, las nuevas tendencias van desde la mirada felina, otorgando todo el protagonismo a la mirada, los maravillosos años 20 con todo el glamour del viejo Hollywood, hasta el efecto ahumado nude de aspecto más tierno y bohemio. Pero si no te encuentras cómoda con ninguna de las propuestas, piensa que eres única y puedes crear tu propio estilo, aunque deberá ir en armonia con el vestido y el peinado para que hagan un todo inigualable. La imaginación es el límite.
