Hace tres años mi cabeza no paraba de dar vueltas para elaborar un jabón muy navideño. En esas estaba cuando mi amiga Cris llegó con una idea arriesgada: un jabón de turrón. He de decir que además de la idea trajo un recipiente de turrón artesano para la ocasión, gentileza de un fabricante de Biar y como no hay nada que me guste más que un reto improbable me puese al lío. He de decir que clavé la fórmula a la primera, desde ese primer jabón no he variado nada de ella y no creo que lo haga en años venideros porque es formidable. Está elaborado con aceites de oliva, coco, palma, soja y almendras, además de mantecas de cacao y karité y una pequeña cantidad de turrón, aroma de miel y aceite esencial de canela.
Hice la primera barra de prueba, 1.300 gramos de dulzura con aroma a miel y canela que resultó ser uno de mis mejores jabones. Repartí algunas pastillas entre amistades y familia para que testaran el producto y no sé como me vi haciendo otra barra porque se amontonaban los pedidos.
Dado el éxito, al año siguiente tiré por la via de enmedio y preparé un molde de 4.300 gramos, pensando en utilizar gran parte en regalos para la familia, pero duró tan poco que me ví obligada a preparar otra tanda. El éxito fué tal que terminé vendiendo los jabones descartados que había guardado para mi consumo, a la gente le daba lo mismo que no fueran perfectos.
Este año, comencé la producción con un pedido de minijabones para una amiga que los obsequiará a sus clientes estas fiestas, así que he preparado en total más de 12 kilos de jabón, veremos lo que nos depara el año próximo.
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