Manteca de Karité: propiedades y usos.

La manteca de karité es una grasa extraída de la nuez que produce el árbol del mismo nombre, que crece de forma espontánea en la sabana de África central y occidental donde, tradicionalmente, ha constituido una de las principales grasas de la dieta de las tribus de la zona.

La manteca que se obtiene de la maceración del fruto, ha sido durante mucho tiempo el único cosmético de las mujeres africanas que lo viene utilizando como poderoso hidratante, para evitar la descamación de la piel, así como para cuidar y proteger los cabellos secos y estropeados. Es utilizado habitualmente y con sorprendentes resultados como alternativa natural a la cortisona en casos de dermatitis atópica o eczema incluso en los más pequeños de la casa.

Los africanos desde tiempos inmemoriales cocinan la pulpa y la cáscara según recetas tradicionales de cada región. La grasa de la manteca de karité, que viene de la simiente, es un condimento como nuestra mantequilla o margarina utilizada en salsas y frituras.

En Europa, el fruto del árbol del karité es utilizado para la composición de muchas preparaciones cosméticas, pues esta manteca es muy rica en vitaminas y sustancias nutritivas, teniendo propiedades regenerantes. Protege la piel del sol y del frío, mejora la circulación, disminuye las arrugas y desarrolla una acción cicatrizante. El auténtico Karité viene etiquetado como butyrospermum parkii, que es su nombre botánico. Este nombre es en honor del explorador escocés Mungo Park, que vivió a finales del siglo XVII y fue el primero en traerlo a Europa y difundir las virtudes de este fruto.

Su característica exclusiva, el secreto que hace que sea un producto único es su altísimo contenido en «insaponifiables» (del 12 al 18 por ciento), fundamentales para mejorar la tonicidad de la piel, en particular para el mantenimiento de la elasticidad natural de la misma. Su uso está recomendado, por ejemplo, durante el embarazo porque previene la aparición y la formación de estrías. Durante la lactancia previene la formación de grietas en el pecho y protege al bebé de enrojecimientos de la piel por la fricción de los pañales, pudiéndolo aplicar cuantas veces sea necesario.

Es muy adecuada para tratar los labios resecos por el frío y las pieles irritadas, es muy efectiva para las articulaciones de codos y rodillas, dedos de los pies, talones y uñas, por lo que es muy recomendable para antes y después del ejercicio deportivo. El karité aportará una recuperación más rápida del músculo mejorando el drenaje y la eliminación de toxinas . Además elastifica la piel y suaviza las callosidades en un par de aplicaciones.

Actúa como potente agente protector y regenerador de cabellos secos, estropeados o dañados por el sol. Masajearemos aplicando directamente el karité. Luego se envuelve la cabeza con una toalla húmeda durante 15 minutos. Posteriormente, lavaremos el cabello. Sobre el pelo se puede aplicar como un bálsamo capilar o como abrillantador después de que esté seco. La manteca del karité restaura la estructura capilar, aportando brillo, suavidad y volumen.

La manteca de karité destaca por su intenso y duradero poder hidratante sobre el rostro y el cuerpo. Mejora la elasticidad de la piel por sus propiedades nutritivas y su alto contenido en vitamina F, componente vital de las membranas celulares. Ha substituido a otras grasas utilizadas en ciertas preparaciones cosméticas. En estado puro y sin mezclar con otros productos presenta un aspecto sólido (entre mantequilla y cera ) y un tacto untuoso, al aplicarla sobre la piel la recubre de un film invisible que la protege y evita su deshidratación.

Es un anti-irritante por excelencia, lo que convendrá a las pieles que enrojecen con facilidad, con tendencia alérgica o couperosis, y para los que están mucho tiempo acostados, previniendo la aparición de llagas

Su uso continuado nos garantiza todos los efectos preventivos para luchar contra el envejecimiento de la piel.

En el mercado podemos encontrar manteca de Karité pura o bien gran variedad de productos que la contienen, desde cremas de masaje, leches corporales, cremas para el cutis, champús, principalmente para cabellos secos, y protectores labiales. Las cremas para la cara y el cuerpo suelen contener de un dos a un cinco por ciento de manteca se pueden usar tanto de día como de noche ya que el film protector es invisible y no da a la piel un aspecto brillante.

Combina perfectamente con otros aceites vegetales y con aceites esenciales, lo que nos permite obtener cremas y pomadas para cada necesidad.